A los 17, luego que mi primo de 25 me cojió con su amigo, el se fue a vivir con su novia y yo me fui a la universidad.
En la universidad conseguí una casa donde vivían 5 muchachos. También habían 3 muchachos que vivían a una cuadra, pero se la pasaban en nuestra casa. Imagínate el desastre en una casa con 9 chamos entre 17 y 20 viviendo juntos (5 chamos+los 3 vecinos+yo). Con las hormonas a millón y esa sexualidad que se vive a esa edad. Por supuesto, la casa no era la mas limpia del vecindario. Había ropa sucia tirada por todos lados, interiores llenos de leche y orine en los pasillos, medias sucias, etc...La casa olía a macho, a pura testosterona.
Claro está, yo andaba caliente, como perra en celos, todo el tiempo. Y creo que todos los demás también.

En la mañana, uno se levantaba y lo primero que veías era un montón de hombres en interiores con el guevo parado yendo al baño que era comunal. Había varias regaderas, pocetas, y lavamanos. Allí la historia era otra, veía guevos de todos los tamaños, colores, parados, a media asta, etc..

Los juegos, típicos de chamos adolescentes, agarradera de culo, de guevo, golpes en las bolas, cuando uno estaba acostado en el sofá, uno o dos te brincaban encima como si quisieran cojerte. Varias veces sentí un guevo duro a través del interior mientras me brincaban encima.

Conmigo compartía cuarto Efraín. Un chamo moreno, flaco, peludo, de 19 años, con guevo grueso y largo, y dos bolas bien puestas. Le encantaba andar desnudo en el cuarto exhibiéndose; no se cohibía cuando se le paraba el guevo frente a mi. Me lo acercaba a la cara y me decía que el día menos pensado me iba a coger. Nuestro cuarto olía a macho caliente, a guevo, a bolas sudadas, incluso a leche seca....Eso nos mantenía muy caliente a los dos. Creo que el quería algo conmigo, pero no se atrevía.
Un día, estaba yo solo en mi cuarto y me comencé a hacer la paja (los dos nos hacíamos la paja en el cuarto, pero disimuladamente. Nunca a la vista del otro). Pero ese día estaba solo y me la hice sin las sabanas encima. Cual fue mi sorpresa, que de golpe abro los ojos, y veo a Efraín parado al lado de mi cama mirándome. Yo me asusté y traté de taparme, pero el me dijo que me tranquilizara, que éramos hombres y que a el no le importaba. Que le parecía muy bueno que me había encontrado porque así el se sentía con derecho de hacérsela también en su cama sin que le diera pena conmigo.
Se quitó su ropa, ya tenía el guevo parado y babeando y comenzó a masturbarse, parado al lado de mi cama. Yo también seguí con mi paja. En una de esas, cuando estábamos muy excitados y el cuarto olía a guevo a mas no poder, me pregunta si me gusta su guevo. Yo me hago el pendejo con su pregunta, se acerca mas a mi con su guevo muy parado y babeando y me repite la pregunta. Yo le digo que por que me dice eso, y el me responde que tiene 6 meses viviendo conmigo en el mismo cuarto y que no es pendejo, que el se ha fijado que yo le miro el guevo cada vez que puedo y que nota mi excitación cuando lo acerca a mi. Que por eso, siempre me dice que en algún momento me va a coger.
Efraín se acerca mas a mi, pone su guevo muy cerca de mi cara y no pude aguantar, me lo metí completo a mi boca. El chamo se volvió como loco y comenzó a coger mi boca con fuerza, su guevo, que no era pequeño traspasó mi garganta , con sus manos apretaba mi cara contra su cuerpo, no podía respirar y sentía que me desmayaba poco a poco. En eso siento que su pene comienza a palpitar y a soltar chorros de leche caliente en mi garganta, sentía cada vena y contorno de su guevo duro en mi boca, mi nariz enterrada en sus abundantes pelos púbicos, sus bolas peludas apretadas contra mi barbilla. En ese momento, asfixiado, pensé: que mejor forma de morir que esta. De pronto su guevo salió de mi garganta y reposó en mi lengua. Allí pude respirar de nuevo. Efraín se quedó con su guevo reposando en mi boca un rato mientras descansaba. En ese momento, siento que alguien acaricia mi culo y no era Efraín. Volteo y era Carlos, un muchacho de 18, papeado, blanco, cara bonita, guevo no muy largo pero si muy grueso y cabezón, bolas peludas y que le guindaban bastante.

Efraín voltea y le sonríe y Carlos contesta : tenías razón, tenemos una buena puta en nuestra casa.....

Yo saco el guevo de Efraín de mi boca, y les pregunto nervioso, que si todos sabían y como se habían enterado. Efra me dice que mi primo era muy amigo de el y que le había comentado. El se lo había comentado a Carlos y Carlos a los demás....En eso Carlos aparta a Efra, y mete su guevo en mi boca y me hizo mamarlo hasta que acabó, tragué su leche y me dijo que en la noche nos veríamos de nuevo.

Esa noche, cuando me estaba bañando, los 5 chamos entraron al baño y me violaron, primero por la boca y luego por el culo......